domingo, 16 de febrero de 2014

LA RUTA DE LAS FORTALEZAS: UNA PRUEBA CON ALMA


           
             En la mayoría de los casos que alguien ha hecho la ruta, habla de la admiración a una prueba que reúne, esfuerzo, naturaleza, resistencia y autosuperación entre muchas otras cualidades. Al largo recorrido se le unen los mejores paisajes naturales de la ciudad de Cartagena, un patrimonio del que muchos no habían visto ni oído hablar, antes del nacimiento de esta prueba y que sin duda son uno de los atractivos más importantes de la misma.
Si es un logro movilizar a miles de personas un día, el mayor éxito de la misma ha sido conseguir poblar los entornos naturales de gente disfrutando de hacer ejercicio. Cada uno a su nivel, cada uno a su ritmo y según su edad y objetivos. La ruta tiene algo  especial, reúne todas las condiciones para ser un ejercicio de explorar los propios límites, de bordear esa frontera y pasar a donde nunca hemos estado, a una versión mejorada de nosotros mismos.

Lo realmente importante no es lo que hacemos al terminarla, es en quien nos convertimos después de todas esas horas por los montes de nuestra ciudad. Sistematizamos una práctica de ejercicio físico que nos ayuda a conocernos mejor, a aprender de nuestro cuerpo y por último a darnos cuenta de que los límites se encuentran en nuestra caja mental, aquella que hace unos años nos decía que era imposible acabar la prueba, o bajar de 8,7 ó 6 horas.

Cada uno logrará lo que se proponga, sólo tiene que estar dispuesto a pagar el precio. Lo que si es verdad que esta prueba, no sólo se hace con el físico. Requiere de una voluntad férrea, de un dominio mental y de una fe inquebrantable para llevar a cabo los últimos kilómetros en los que las estructuras físicas te avisan de su límites con calambres, dolores o charla mental poco gratificante.

Aristóteles decía que somos lo que hacemos día a día, y así pues la excelencia no es un acto aislado, sino un hábito. Acercarse a la excelencia deportiva nos llena de confianza y seguridad ya que nos permite crear hábitos que tienen valores sólidos no sólo para el deporte, sino también para la vida como el esfuerzo, el trabajo duro, la persistencia o la autosuperación.

Así pues enhorabuena a todos aquellos que este año tienen entre sus sueños formar parte de éste evento y que sin duda van a disfrutar de un camino de preparación y competición que los llevará mucho más lejos del éxito deportivo.