Son muchos los caminos, aunque si
queremos resultados de forma más rápida, la palabra intensidad siempre aparece…
no solo esa, también dificultad, complejidad, alto impacto… son muchos los
términos que se utilizan aunque no sean sinónimos exactos, o tengan un
significado completamente diferente. Independientemente de los conceptos, bien
es verdad que si buscamos resultados visibles en periodos más cortos de tiempo,
hay varias consideraciones que nos van a ser muy útiles a la hora de entrenar.
El cuerpo es sabio y se adapta a
lo que se le somete. Si lo acostumbramos a realizar ejercicios con gran
corrección de ejecución (técnica, táctica, cognitiva), se favorece un
desarrollo armónico en busca de lo que deseamos. Si por el contrario la fatiga,
el cansancio, las malas ejecuciones, la falta de atención… ganan protagonismo,
serán estas las que nos llevarán al final a un estado de desequilibrio que no
queremos.
Ten en cuenta los fallos técnicos, no musculares
Entrenamos en los límites
corporales y para ello tenemos primero que pulir nuestras ejecuciones. La
técnica tiene que respetar en la medida de lo posible nuestra estructura
corporal. Cuando los músculos empiezan a fallar, además de poner en peligro
nuestro cuerpo, tardaremos más en lograr nuestros objetivos.
Al hablar de fallos técnicos también me refiero a las
posibles ejecuciones que impliquen decisiones tácticas (como puede ser en los
deportes de equipo) o emocionales. Es decir cuando no hacemos bien lo que
tenemos que hacer, es mejor recuperar, evaluar, corregir e intentarlo de nuevo
(ese día u otro distinto). Cuidado con tener muchos días malos seguidos a la
hora de entrenar¡¡¡¡ algo no estamos haciendo bien.
Concentración y atención óptima
Errores como punto de
partida para aumentar la complejidad
Cuando tu cuerpo se encuentra en
dificultades, es más torpe, se fatiga más, nos equivocamos con más frecuencia.
Busca situaciones en las que tu cuerpo se encuentre con dichas dificultades,
para ello hay utilizar la variabilidad de los ejercicios o
tareas (puede ser una variación en una tarea de juego como el fútbol o una
variación en la velocidad de carrera o la técnica de entrenamiento de un grupo
muscular…). Es bueno que sean pequeños cambios y progresivos ya que el
organismo los detecta mejor. A medida que vamos practicando, tu cuerpo se va
adaptando y las ejecuciones o ejercicios ganan mucha calidad, ese es el momento
de volver a cambiar, de buscar nuevos estímulos.
Juega con las
recuperaciones
Cuando entrenamos con intensidades
elevadas, es importante que las recuperaciones entre ejercicios y entre
sesiones sean suficientes. Las sensaciones de afrontar un entrenamiento intenso
en un estado óptimo, son necesarias. Los procesos de recuperación son tan
importantes como los de entrenamiento, y cuando los ejercicios se elevan en
intensidad, la importancia de una buena recuperación es mayor.
Busca anclas de
motivación
Atento a los mensajes
Es bastante posible que cuando llevamos una temporada larga
entrenando en intensidad aparezcan indicadores de sobreentrenamiento. Además de
aparecer en forma de lesión pueden manifestarse en estados de ánimo, falta de
sueño o de apetito… Si tu intuición dice que es momento de recuperar, puedes
planificar:
Disminuir la intensidad
Cambiar de actividad
Descansar totalmente
En definitiva, entrenar a un
nivel muy elevado, recuperando bien y buscando altos niveles de calidad de
ejecución. Esto nos proporcionará llegar antes a donde nos hemos marcado.