“Trabajar
el todo para que sea mas que la suma de sus partes” Fritjof Capra
A la hora de entrenar es verdad
que la variedad de factores a tener en cuenta es grandísima, aunque existen
determinados aspectos que no podemos saltarnos.
Es fundamental tener en cuenta nuestro aspecto individual
desde la teoría de sistemas vivos, dado
que no somos compartimentos estanco (físico, psicológico, emocional..) sino que
cada una de las partes afecta al todo, a
la persona que somos y a como afrontamos
la práctica deportiva. Más bien somos una estructura en red, una red que se extiende
en diferentes direcciones. Por ello tenemos que tenerlas en cuenta todas,
marcarnos objetivos y trabajarlas correctamente para “optimizar” el sistema, es
decir, para adaptar nuestro rendimiento a nuestras circunstancias y a las del entorno. Cuando tocamos un piano,
si pulsamos todas las teclas a la vez, aparece un sonido caótico, lo mejor es
ir tocando las teclas correctas y en su tiempo adecuado. Eso ocurre con el
entrenamiento, más que hacerlo todo “al bulto” es mejor conocer las diferentes
teclas que debemos pulsar e ir probando con ellas hasta encontrar nuestra melodía.
El principal error que cometemos
es querer “maximizar” para mejorar nuestro rendimiento, nuestra salud… “Más
de lo bueno no es mejor”, correr más horas no nos va a preparar mejor
para un cross, o hacer 1000 abdominales no va a quemar grasa del abdomen.
Tenemos que trabajar en calidad, si bien para ello necesitamos experimentar
diversos métodos adaptados a nuestras propias características.
En relación a la persona y a la actividad que hacemos, hemos
de tener muy presente los siguientes factores (Seirul lo):
Físicos: capacidades de fuerza, resistencia, velocidad, flexibilidad
del sujeto así como de los requerimientos energéticos de la actividad y las
capacidades físicas que son prioritarias en el la práctica deportiva: si mi
objetivo es perder peso, debemos de buscar actividades aeróbicas
prioritariamente (carrera, natación, bicicleta:..). del mismo modo es necesario
saber que nivel de resistencia aeróbica tengo para empezar gradualmente e ir
variando las condiciones de la práctica.
Técnicos: cada actividad requiere de una técnica y tenemos que
aprenderla y como no, darle nuestro toque, adaptarla a nuestras condiciones.
Una buena técnica es fundamental para cualquier cosa. Al principio de cualquier
práctica aparecerán los errores, los cuales nos sirven para ir corrigiendo y
puliendo los aspectos técnicos. Si bien no es imprescindible obsesionarse con
la técnica, en las etapas iniciales tenemos que intentar ser cuidadosos con
ella.
Cognitivos: El aprender cualquier disciplina, empieza arriba,
en la mente. Ahí es donde tomamos decisiones, procesamos la información,
corregimos los errores para automatizar respuestas que luego nos permiten
aprender nueva información. Es obligatorio retarse en este apartado, obligar
que en el entrenamiento aparezcan estímulos que reten al cerebro a buscar una
solución. En los deportes colectivos o donde el entorno es cambiante como por
ejemplo la vela, es más fácil, ya que el propio medio y los adversarios o
compañeros te fuerzan a ello. En los deportes más “físicos” como puede ser la
carrera es necesario que busquemos nuevos estímulos como cambiar de recorridos,
introducir entrenamientos por tiempos o fraccionados…
Sociales y afectivos: Somos seres sociales y no podemos apartar
de nuestra práctica este carácter. Tanto si es de ocio, de salud o de
rendimiento, en el deporte se establecen relaciones con otras personas.
Necesitamos del conocimiento, del feedback de otros, también compartir aquello
que nos gusta. Cuando el deporte es de equipo las conductas de los jugadores a
nivel de confianza con el equipo y la coordinación de movimientos colectivos es
importantísima. ¿Es un acto social un partido con los amigos? ¿uno de
padel?¿inscribirse en una carrera popular?¿hablar de ejercicio?. Como dice John
Wooden “todo éxito genuino y duradero se basa en la forma en que nos
relacionamos”
Emotivos: las emociones, sentimientos y sensaciones que nos
despierta la práctica deportiva tienen una fuerza extraordinaria, esto es
debido a que requiere de la participación en gran medida de nuestro cuerpo
físico y las emociones provienen de ahí. Podemos experimentar alegría, éxtasis,
sufrimiento, dolor, éxito, fracaso…
Por lo tanto es una herramienta fantástica para la
observación de emociones humanas. También hemos de conocer y trabajar los
principales motivos que nos llevan a hacer nuestra práctica y a ponerlos en
juego cuando hagamos la misma cada día. Especial atención tiene aquí la
voluntad del sujeto, que se pone a prueba y mejora a medida que vamos superando
aquellos retos (a nivel interior) que
nos hemos ido marcando. Los grandes aprenden a apoyarse en las emociones
positivas para impulsar su actividad, así como a salir fortalecidos cuando
aparecen otras como fracaso, miedo, sufrimiento…
Creativos y expresivos la práctica de actividad física nos
sirve para expresar nuestra identidad al mundo, a los demás, nuestro yo. Aprendemos cosas nuevas a través
de combinar diferentes enseñanzas y hacerlas a nuestra forma, tal y como somos.
La técnica y la táctica están bien pero necesitan de un sujeto que la lleve a
cabo, que cree algo a partir de la nada y exprese lo que es gracias a ese
movimiento, a ese golpeo, a esa carrera. El inventar nuevas formas de llevar a
cabo nuestra actividad, no sólo en el plano técnico o táctico sino cognitivo
(estudiando nuestro deporte, compartiéndolo…) enriquece de forma inmensa y da
un sentido a lo que hacemos.
Veamos un ejemplo de cómo
un corredor aficionado que empieza como podría ir evolucionando en el trabajo
cada uno de las estructuras que conforman a un ser vivo:
Físico: aumentar
el tiempo de carrera, trabajar también capacidades asociadas como flexibilidad
o fuerza a través del Pilates para evitar descompensaciones.
Técnico: trabajo
de amplitud y frecuencia de zancada, observación de videos, grabarse corriendo,
comenzar a ser consciente de los apoyos correctos…
Cognitivo:
cambiando recorridos, introduciendo entrenamientos fraccionados, cambiando
superficie…
Sociales y afectivos:
corriendo en grupo, formando parte de competiciones, compartiendo experiencias.
Emotivos: observando
emociones cada día y llevando un diario, aprender la diferencia entre dolor y
sufrimiento, cumpliendo sus días de entrenamiento…
Creativo expresivos: Variando
formas de correr, haciendo recorridos de distinta forma, tomar referencias de
entrenamiento como las sensaciones para variar la práctica en cada momento…
Para que un proceso de
entrenamiento sea completo, debe de atender a todas estas estructuras. Bien es
verdad que no se puede trabajar todo a la vez pero podemos priorizar un día lo
físico, lo cognitivo… pero teniendo en cuenta lo técnico, lo social…
El éxito no viene de maximizar, sino de combinar las
diferentes estructuras, de producir una sinergia entre ellas para que “el todo
llegue a ser más que la suma de las partes por separado”.
Un Libro
La trama de la vida
Fritjof Capra
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